Lunes, 25 de mayo de 2020
¡Buenos días desde casa!

Hace tiempo que no hablamos de emociones, así que hoy toca poner sobre la mesa a una de ellas, y ya de camino, sentirla.
ALEGRÍA
Puede decirse que la alegría es el valor de los valores, o también, el denominador común de todos ellos. Cuando se intenta ser responsable, generoso, trabajador... la alegría aparece como un fruto maduro de este intento. Desarrollarse como persona, lleva consigo, siempre, la alegría y la felicidad. 

La alegría se aprende. Este aprendizaje es una de las tareas primordiales de la educación. Para “enseñar alegría” es muy importante vivirla. La alegría se aprende, fundamentalmente, por contagio.
Hoy me siento así, y quiero transmitírtelo. Y tú lo harás con tu familia, con los que estás en casa.
Sólo hay verdadera alegría si aceptamos sinceramente la realidad, si disfrutamos de las cosas sencillas de la vida, especialmente de la familia.
Por tanto, busca alguna cosa que te haga sentir hoy así. No te vayas muy lejos (que aún no podemos salir así sin más). Busca en tu casa, en la gente que te rodea. Cierra los ojos y siente cómo te sientes. Te gusta, ¿verdad?
Pues este va a ser el pensamiento de hoy, que además, vas a transmitirlo a los que te rodean y que te va a ayudar a encontrar otros y otros hechos, personas, pensamientos, que te vuelvan más alegres. Es una espiral creciente.

De la alegría surgen, entre otros, los valores de: optimismo, esperanza, talante positivo, seguridad, autoestima, satisfacción por la obra bien hecha, buen humor, paz, etc.
¿No te apetece probarlo?



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