¡Buenos días!
Si ayer hablamos del Odio, hoy nos toca hablar de la IRA, también conocida como “rabia”, “cólera” o “furia”.
La ira es velocísima: te domina y se va casi sin que te des cuenta. Por lo general, puede apoderarse de ti en situaciones que consideras muy injustas o que atentan contra tu bienestar.
¿Has pensado alguna vez cómo te sientes cuando te enfadas por algo? Enfadarse es normal, a todos nos pasa, pero la Ira es como la hermana mayor del enfado: sientes que vas a explotar y dices y haces lo primero que se te pasa por la cabeza. En general, la ira se encuentra íntimamente ligada a la frustración, dado que surge como una combustión ante la imposibilidad de resolver algo.
¿No crees que hay otras formas de resolver tus problemas? Imagina que estás conduciendo y vas con tu familia. Como estás tan enfadado porque hace un rato discutiste con tu madre, conduces de forma acelerada sin prestar atención a lo que haces y cuando menos te lo esperas, chocas con otro coche. Las consecuencias pueden ser bastante malas y todo por una discusión que seguro no tenía tanta importancia como la vida de tu familia. ¿Cuántas veces has podido hacer daño a alguien por no pensar antes de actuar?La ira no te deja pensar. Te hace reaccionar como un animal que es atacado por otro. Y puesto que no somos animales, sino personas, tenemos que saber que nuestras malas reacciones nos suelen meter en problemas. Como consecuencia, es mejor evitar que la ira tome el control y que seamos nosotros los que tomamos el control de la situación.
Comentarios
Publicar un comentario