Muchas hemos crecido con la idea de que tenemos que ocupar poco espacio, también físicamente. Solo así, además, podremos ser objeto de deseo. La presión estética ha sido y es una de las herramientas más fuertes del heteropatriarcado para ejercer control sobre las mujeres. ¿Tenemos por eso que acostumbrarnos y aceptar que siempre seremos demasiado algo o no lo suficiente otra cosa y callar? ¡Nada de eso!
Nuestra premisa es que todas merecemos vivir a gusto con nuestros cuerpos sin que nadie nos señale o nos diga cómo deberíamos ser. Construir un mundo más inclusivo es cosa de todas, por lo que es un reto individual y común que, por ejemplo, el adjetivo “gorda” no sea un insulto. Apostemos por la diversidad de cualquier tipo, señalemos cualquier forma de acoso -sea contra nosotras o contra otra persona- y terminemos de una vez con los comentarios sobre los cuerpos ajenos. ¡Hay mucho trabajo por hacer!
Comentarios
Publicar un comentario